Por: MARÍA ELENA DE GUILIANI
¡Queridos! Palabra dulce con la que nos saludaba al comenzar sus cursos y también en lo personal: una de sus ‘caricias’ para acercarse. Por experiencia propia sabía bien que todos tenemos ‘un fondo emocional negativo’, ese que sé yo que nos desvaloriza y nos hace temer, defendernos, irritarnos… ¡Queridos!: ¡esa palabra nos desarmaba!
Podríamos hoy quejarnos ante su abrupta partida –aunque desde hace algún tiempo le aquejaba esta enfermedad que suponíamos bajo control -todo sucedió en menos de seis días. Pero esto sería como concentrarnos en la porción de la botella ya vacía, por su ausencia. ¡Y él nos alertó tanto contra eso! Él siempre nos animaba a enfocar la dicha de tener y disfrutar la mitad de la botella que aún nos queda, así que en su honor, solo podemos dar gracias a Dios de habernos regalado un sacerdote, un guía espiritual, un maestro de tanta luz y dedicación.
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